jueves, 30 de diciembre de 2010

Coquitos


Ahí nos tienes tocando por estos mundos de Dios, intentando que la gente pase un buen rato (en los conciertos también) con nuestras cosas y todo ello ignorando un hecho que hasta hace unos minutos no había sopesado siquiera pero que ahora se me antoja crucial. Lo que durante toda mi vida he llamado coquito, ese dulce navideño hecho en su mayoría de, ejem, coco, con forma como de mierda crocanti blanca (es una vulgaridad pero es así, vosotros también lo habéis pensado) resulta que no se llama así, coquito, sino que se llama “sultana de coco”. Lo mismo es algo conocido por todos, pero yo lo acabo de descubrir y ha supuesto un terremoto en mi vida.

Ha sido un poco como los momentos estos de las pelis en las que se descubre algo que trastoca la trama totalmente, o como el efecto que tanto le gustaba a Spielberg al principio (copiado a Hitchcock) de hacer un zoom hacia delante con la cámara mientras la misma se movía en travelling hacia detrás, dando el efecto de que lo que hay en primer plano se acerca al espectador y lo del fondo se separa. Así me he visto yo, la voz de mi padre se ha vuelto más grave y lenta como cuando pones un vinilo a la velocidad errónea y la fanfarria musical ha subido al máximo. “Noooouuu sssssseeeee iiiiiiaaaaaaammmmaaaaaannnnn kkkkkkoooooquiiiiiiitooouusssss, sssssseee iiiiiiiiaaaaaammmmmmannnnn sssssulltaaaaannnnnaaaaassss dddddeeee kkkkkkoooookkkkoooo”.

Así que ante la duda (yo no quería creer, ni aún ahora que tengo la certeza quiero), me he ido a la fuente de conocimiento más grande que ha habido en la Historia de la Humanidad, Google, y he tecleado ambos dulces para ver las fotos. Y ahí estaban. Es verdad, he vivido 30 años (dicen que aparento menos), engañado. Mirad la foto, a la derecha, la sencilla elegancia de los coquitos (¡¡¡son medio amarillos!!!). Incluso diría que son algo coquetos (eso es un chiste: coquitos-coquetos, ¿eh, eh?). A su izquierda, las sultanas, pertenecientes a la nobleza del dulce, sobre fondo de terciopelo púrpura (purple velvet). Ahora, seguid con vuestras vidas. Si podéis.

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