viernes, 4 de febrero de 2011

La Pisabolsos

No voy a decir nombres pero ella sabe quién es. Bueno, seguro que no, porque ni se acordará del episodio de las andanzas de los EWL que os voy a relatar. De hecho ni sabrá que forma parte de nuestro imaginario, pero tiempo al tiempo.

Estábamos recogiendo nuestros bártulos después de llevar a cabo nuestra típica y aseada faena de teloneros para un señor y su compañía. Pelo sudoroso y bajona típica del final de un concierto, esa pequeña muerte anticlimática que ocurre en todos estos eventos. Bueno, en los de LOL no porque sabes que tocarán al día siguiente y al otro y al otro y al otro en un rito orgiástico sin fin para sus seguidores, por lo que la última canción de un concierto se convierte en el cigarrillo de entremedias de dos coitos, el que mejor sabe.

El caso es que cuando terminamos de ordenar nuestras cositas subimos al “backstage” (por decir algo) y allí estaba. Belleza de virgen tallada en marfil de cuerno de Unicornio con actitud suficientemente barriobajera para gustar a escritores en decadencia pero con tanta clase en su forma de cantar (susurro sessi) que también gusta a modernos y culturetas, hombres con pene en general. Me quedé un momento abstraído por su presencia, incapaz de acercarme ni de mirar atrás, cautivado por su canto de sirena y su promesa embutida en pantalones de cuero (porque la Pisabolsos no lleva plastiquete, lleva cuero cuero). Hablaba con un músico sobre qué se yo, esa gente sabe mucho y sus temas se me escapan.


Así me hallaba cuando me acordé de para qué había subido al backstage. Coger mi bolso. Mi raído, viejo y compañero de fatigas bolso que me compré cuando ya no era moderno llevarlo en Madrid pero en el pueblo todavía te miraban mal, acierto pleno. Lo busqué con la mirada y, tras 2 minutos en los que la angustia empezaba a aumentar, me percaté de dónde se encontraba. Ni más ni menos que a los pies de ese par de columnas negras, mitad dóricas mitad jónicas. Allí yacía, medio pisado por sus taconazos. Por su tacón izquierdo, para más señas. Sin saber muy bien cómo actuar, me acerqué medio disculpándome medio postrándome a sus pies y de un tirón recuperé lo que era mío. Ella, por supuesto, ni se inmutó y siguió su charleta animada.

Bajé la escalera de vuelta a donde me correspondía y cuando me faltaban un par de escalones me dí la vuelta y, en voz medio baja y quebradiza, sea como sea inaudible para ella o el resto de su séquito, susurré un “gracias” ridículo y seguí mi camino. No sé a qué pijo venía encima darle las gracias, por no haberme escupido o gritado al verme trajinando por su zona baja y llamado a seguridad, porque por lo demás no supo de mi existencia ni la de mi pobre bolso, el cual ha quedado traumatizado de por vida por la experiencia. Ahora soy yo el que tengo que aguantar sus sollozos al dormir y sus despertares alterados en medio de la noche. “No pasa nada, duérmete, yo te protejo de la Pisabolsos”, le digo, y normalmente consigue conciliar el sueño de nuevo.

6 comentarios:

  1. qué bueno, quién será? estoy intrigadisima oigan xD

    ResponderEliminar
  2. Oh. Tras la pérdida de @exescombros el magnánimo, no hay nada mejor que darse a los vicios más primarios. Por supuesto, estos son disfrutar de la ganja, prepararse unas palomitas, y leer vuestro blog.

    Espero que el concierto teloneando a Ellos sea inmejorable y no tengáis episodios como el de los culos, ya comentados en estas líneas.

    Mis más sinceras felicitaciones,

    Lord Popitas

    ResponderEliminar
  3. Qué sería de la vida sin esas pequeñas cosas, unas ganjas y unos roibos...

    Desde aquí queremos reivindicar la plataforma "qué vuelva @exescombros", el nuevo nick debe ser algo así como exexescombros o algo similar.

    El episodio de los bullates es muy simpático, en cada concierto nos gustaría tener una audiencia formada por culos, directamente.

    ResponderEliminar