La historia que os vamos a relatar a continuación tiene como protagonista a una amiga nuestra, a la cual cambiaremos el nombre y llamaremos Fantadenararanja, o simplemente Fanta. Por supuesto, puede haber otros detalles hábilmente enmascarados para no herir susceptibilidades, pero en esencia, los hechos ocurrieron así.
Era Nochebuena y, extrañamente, el frío todavía no había llegado a la ciudad. Por lo visto se había quedado en el pueblo unos días más antes de volver al curro. Fanta regresaba a casa andando después de haber tomado café con mazapanes, o magdalenas, o no sé, bueno, algo de eso que te lo tomas compulsivamente y al rato te sientes mal contigo mismo y quieres vomitar pero no lo haces porque la bulimia ahora está mal vista. De repente, al volver la esquina que daba a su casa, se encontró con una visión que, si bien debería haberla asustado, no lo hizo. Era un osito gigante azul, medio transparente, una especie de monigote de ésos que anuncian cervezas pero con forma de oso (omnívoro de la familia de los úrsidos, no de los otros). Nuestra protagonista era gran seguidora de Íker Jiménez y conocía este tipo de visiones. Era un espectro y, como todos los espectros, tendría un mensaje para ella. Pero en vez de hablar, la aparición le cogió de la mano y la elevó por los aires. Sin darse apenas cuenta, se encontraban volando a gran velocidad por encima de la cuidad.
- ¿Quién eres? ¿Dónde me llevas?
- Soy el Espíritu de los fans pasados y vengo a enseñarte cómo eras antes.
- ¿Antes? ¿Antes de qué?
- Antes de que dejaras de ser fan.
- ¿Dejar de ser fan? ¿De quién? Que yo soy fan de mucha gente, sigo a un montón de personas en Twister y Feistbook, y muchas más me siguen a mí, que cada vez que escribo algo todo el mundo me contesta y soy súper popular y…
- ¡Antes de que dejaras de ser fan de William Mustard!
Cuando oyó ese nombre, Fanta quedó petrificada, sin poder articular palabra. Finalmente, mirando hacia otro lado, masculló:
- Ese nombre ya no significa nada para mí.
- ¿Ah, no?
- No, hace tiempo que ya me he olvidado de él y de sus ridículas canciones.
- Eso dice tu lengua, pero sabes que, dentro de ti, tu alma aún es…
- ¡No lo digas, no es verdad!
- ¡Sí y mil veces sí!¡En el fondo sigues siendo fan del grupo de William, Aquellos! Y yo te voy a enseñar cómo eras antes para que lo reconozcas.
Fanta gritó y lloró el resto del camino, agarrada al espectro como si fuera el último vestido de DikSi rebajado. Al poco rato, el espectro aminoró la velocidad y descendió en el balcón de una casa. La casa de los padres de Fanta años atrás. Detrás del cristal, dentro de la habitación, una Fanta más joven, la Fanta del pasado, escribía en su diario a la vez que leía sus propias palabras.
“Cada vez que le oigo cantar me pongo nerviosa y empiezo a fantasear. Una cosa en la que pienso mucho es cómo serían nuestros hijos. Si fuera chico, tendría el pelo castaño y ese culazo de chulo de William. Si fuera chica, sería rubia como yo pero con los ojos marrones de él”.
“¿Oyes sus palabras?” Preguntó el espectro a la Fanta del presente. Ésta, con los ojos rojos y llenos de lágrimas, no podía ni contestar. Le venían a la mente tantos buenos recuerdos, tantos momentos de felicidad mezclados con la cosa sessi que empezaba a estar asqueada de la forma en la que había cambiado. ¿Cómo había sido capaz de dar de lado así a Mustard? Oh, Dios mío, ¡incluso le había dejado de seguir en Twister! Continuaron escuchando.
“Creo que nunca me podrá gustar ningún grupo más. Mucho menos de ésos que cantan a lo tropical, como El Guacho. William, soy fan de Aquellos para siempre, nunca te abandonaré”. Tras terminar de escribir esto, la Fanta del pasado se levantó y besó insistentemente un póster de William Mustard que colgaba torpemente de la pared de su habitación. Tras esto, empezó a deslizar su mano por su joven y turgente cuerpo, ante lo cual el Espíritu de los fans pasados volvió a elevar a la Fanta del presente hacia los cielos, ya habían visto suficiente.
Cuando perdieron de vista el balcón, ya en el camino de vuelta, el espectro se volvió a dirigir a la Fanta del presente, la cual seguía acongojada y pensativa.
¿Has aprendido algo de lo que te he enseñado? Susurró el Espíritu al oído de Fanta. Ésta empezó a sollozar de nuevo y se tapó los ojos con las manos. El torbellino de ideas y pensamientos que cruzaba su mente era tal que se empezó a marear y, aturdida, solo atinó a responder. “Déjame, por favor, estoy cansada y confundida”. Mientras el torrente de lágrimas de sus ojos no paraba, sintió una sacudida y, de repente, la calma más absoluta. Abrió los ojos y se encontró en su habitación, tumbada en la cama. Había un bote vacío de Nutella tirado sobre la alfombra y el silencio era penetrante, casi místico. Tan solo un quebradizo hilillo de voz proveniente de la vieja radio vintage que había comprado por Internet rompía la calma del momento.
“Y ahora, el nuevo single del último disco de Aquellos, una gran canción que seguro que enloquecerá a todas sus fans”
En ese momento, un escalofrío recorrió la espina dorsal de Fanta y sintió cómo todo volvía a ser tan sencillo como antes.
Grandiosos. Después de leer vuestro blog y seguiros en twitter, vuestras canciones me gustan más. Fíjate tú...
ResponderEliminarPues a mí eso no me ha pasado nunca. Yo, si soy fan, lo soy para siempre.
ResponderEliminarPor cierto, ¿qué es eso de Diksi?
Ales, y eso que nunca te hemos hecho la comida...y de comer tampoco! (Redoble y crash)
ResponderEliminarJajaja, algún día probaré vuestras maravillosas lentejas y fajitas Old el Paso. Y cuando sea mega-guay bailaremos al son de las demos – no sin nuestros maravillosos gorros Peter Tosh, claro está.
ResponderEliminarEjem. Creo que he hablado demasiado. Buenos días.
He tenido que buscar en Google "Gorro Peter Tosh"...qué pícaro!
ResponderEliminarEste artículo no me puede gustar más.
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